Por muchos años caí en el engaño de los cereales como desayuno y cena ligera y nutritiva, una costumbre fatal que le copiamos a nuestros vecinos los gringos. Un engaño más del marketing gringo que los mexicanos nos tragamos… literalmente.
Hay un estudio muy interesante sobre los cereales procesados que seguro dejará en shock a todos los que como yo, vivieron alimentándose de chocapics, fruti-lupis o cherrios por las mañanas. En los 60's se realizó un experimento con ratas que fueron alimentadas sufrieron disfunción hepática, renale y otras enfermedades de las que acechan a los humanos muy a menudo. Otro experimento más reciente, también con ratas, que realizó la la Universidad de Ann Arbor mostró que los cereales de caja presentan ciertos niveles de acrilamida, un compuesto químico que se forma al cocer alientos a altas temperaturas. Este compuesto puede tener efectos cancerígenos y genotóxicos.
Les paso un articulo interesante, está en inglés pero con el traductor de google no tendrán problema.
Bueno, al final no hace falta entrar en pánico porque parece ser que todo lo que comemos hoy en día es cancerígeno… así que no satanizo los cereales en caja, simplemente les comparto mi reflexión (en mis días de destrampe, por más tóxicos que sean, terminaré comiéndome un plato de bran fruits con choco-milk!).
Como siempre, vivimos engañados por la industria, si no se han publicado más estudios sobre los efectos paralelos de los cereales de caja basta ir a un Wall-Mart y ver la variedad en número y forma de los cereales que se venden en el mercado: es un negocio redondo que nadie quiere detener. Por eso se siguen vendiendo gansitos en las escuelas, porque al final quienes mueven el dinero mueven también al congreso.
Viví 24 años de mi vida desayunando cereales, creyéndome fielmente que estaba desayunando sano evitaba a toda costa los desayunos típicos de los abuelos: huevos con jamón o chorizo, frijoles bayos, cecina con salsa. Resultado: vivo eternamente a dieta, mi metabolismo es caótico y se me cae el pelo… no culpo de todo a Quaker, también soy fan de la Coca-cola y lo fui por mucho tiempo de la bollería de Tía Rosa, por su rico sabor casero. Al final tenemos que escuchar a nuestros abuelos: vuelvo a los huevos al gusto para mis desayunos!
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